Contemplamos el paso de los días con una inusitada desazón. Mientras una amplia mayoría social quiere profundos cambios que modifiquen radicalmente el sistema político y económico en el que vivimos, seguimos observando como la clase política gobernante, así como la Banca y los grandes empresarios, no piensan dar su brazo a torcer en lo más mínimo. En nuestro horizonte más inmediato solo esperamos más paro, más miseria, más precariedad laboral, más desahucios y más corrupción.
Encendemos el televisor, abrimos el periódico o sintonizamos la radio para escuchar nuevos escándalos de corrupción que implican ya al mismísimo Presidente del Gobierno. Y no nos es muy díficil entender que durante los años de la burbuja inmobiliaria nuestro país fue un inmenso lodazal de ponzoñosa corrupción en el que unos pocos hacían grandes negocios mientras la mayoría vivíamos con el agua hasta el cuello para llegar a fin de mes. Hasta que todo estalló y comprendimos que la situación podía ser peor, mucho peor.
El miedo es actualmente el único elemento de cohesión que permite a la clase dominante mantener el actual Status Quo. El miedo, el hartazo y la desilusión. Hemos salido a la calle ya cientos de veces. Nos hemos encontrado, hemos gritado juntos y juntas, nos hemos organizado y hemos dado renovados alientos a la esperanza de que otro mundo, mucho más justo y decente, es posible. Y, sin embargo, nada cambia. O mejor dicho, sigue cambiando a peor. Y, aún comprendiendo ese hartazgo desmovilizador que muchos ya padecen, hemos de mantener claro algo: ¡Es posible cambiar este sistema y solo podemos hacerlo con más y más presión social!
Durante el actual mes de febrero están previstas importantes convocatorias ciudadanas que sin duda sacarán a la calle a miles de personas. Pero ya no basta con que seamos miles, ahora hemos de ser millones. El próximo 16 de febrero arrancan las convocatorias con una manifestación de carácter estatal que tendrá réplicas en todas las ciudades y que llevará por bandera el Derecho a la Vivienda. Las demandas son ampliamente compartidas por la sociedad: paralización de los desahucios, dación en pago retroactiva y creación de una bolsa de alquiler social suficiente para dar soluciones a las familias más castigadas por la crisis. En Sevilla salimos además a la calle en apoyo a las corralas.
Y durante los días sucesivos hay previstas aún más convocatorias. El 17 de febrero, también a nivel estatal, están previstas acciones de la Marea Blanca, que defiende una Sanidad Pública y de Calidad frente a los recortes sociales. El 23 de febrero saldremos también a la calle para exigir una auditoría de la deuda pública. Y el 28 de febrero, en Andalucía, se preparan también movilizaciones contra las políticas de recortes sociales que sufrimos en nuestra tierra.
Hoy queremos proponer a todos los colectivos y a todas las personas que seguimos en la calle que unamos nuestras fuerzas y que planteemos este mes de febrero como una oportunidad histórica para, desde la calle, dar un nuevo impulso a todas esas luchas legítimas que estamos llevando a cabo. Es preciso ahora más que nunca construir un amplio frente común, cuyo eje vertebrador sea la solidaridad, y que nos permita entender que todas estas luchas forman parte, unidas, de una misma lucha.
Porque todos creemos en el Derecho a la Vivienda, y a todos nos indigna ver cómo familias honradas y decente son puestas cada día en la calle por entidades bancarias que han sido rescatadas con fondos públicos. A todos nos indigna ver cómo se recortan nuestros derechos sociales, y como la Sanidad y la Educación se deterioran a cada día que pasa. A todos nos indigna ver cómo nos roban el futuro y la esperanza. Nos indigna ver cómo ningún político se responsabiliza ante los seis millones de parados que ya hay en nuestro país. O ante los dos millones de familias que sobreviven con todos sus miembros en paro. Nos están robando no ya el Derecho a la Vida, sino el Derecho a la Supervivencia. Y además, cada día, tenemos nuevas noticias de políticos corruptos, que recibían sobrecitos con miles de euros procedentes de la corrupción.
¡Basta! ¡Ya es suficiente! La sociedad ha aguantado estoicamente esta estafa a la que han llamado crisis. Es hora de marcar una línea en el suelo y dejarles claro que de ahí no nos vamos a mover. Este mes de febrero, todos y todas a la calle. A defender nuestros derechos y a conquistar libertades.
¡Solidaridad!