¡La lucha continúa en... ZARAGOZA! ¡Acciones en la Sede Central de Ibercaja!

Ibercaja, la entidad bancaria aragonesa propietaria del edificio donde se asienta la Corrala Utopía, ha roto de facto las negociaciones que se mantenían para buscar una solución dialogado. Lo ha hecho rompiendo todos los copromisos que contrajo y, tal y como desveló el propio Defensor del Pueblo Andaluz, el Presidente de la entidad ya no coje el teléfono ni devuelve las llamadas a José Chamizo. Por ello, varios vecinos y vecinas de la Corrala Utopía se han desplazado hasta Zaragoza y se han encerrado en la sede central de Ibercaja. En caso de que no se les atienda y se les eche, acamparán junto a la puerta principal. Las familias de la Corrala Utopía exigen a Ibercaja que vuelva a las negociaciones, que retire la petición de desalojo y que restituya, mientras duran las negociaciones, los suministros de luz y de agua. Hasta el momento varios abogados que representan a Ibercaja y Cerro Murillo, sociedad participada al 100% de Ibercaja y que gestiona sus numerosos activos tóxicos, han mantenido ya un encuentro con los vecinos de la Corrala Utopía, sin que se haya alcanzado ningún acuerdo. Varios movimientos y colectivos sociales de Zaragoza están y estarán apoyando a las familias de la Corrala Utopía durante los próximos días, durante los cuales se espera que continúen allí hasta alcanzar algún tipo de acuerdo. Varias unidades de la Policía Nacional ya se han personado en el lugar, llamadas por Ibercaja. Los vecinos y vecinas desplazadas hasta allí les han comunicado su intención de pernoctar frente a la sede central de Ibercaja, aún cuando no puedan acampar para hacerlo.

Las personas que se han desplazado desde Sevilla a Zaragoza tienen claro que no aceptarán ningún acuerdo hasta que no vean que el mismo comienza a cumplirse. Ya con anterioridad, en la mesa de negociaciones, Ibercaja incumplió los acuerdos alcanzados. Al igual que lo hizo el mismísimo Alcalde de Sevilla, que tras prometer a las vecinas restituir el suministro de agua les puso una vergonzosa fuente frente al edificio de la que cada día han de recoger agua las casi 100 personas que viven en la Corrala Utopía.

Asimismo, durante todo el día de mañana y, sobre todo, durante los primeros días de la próxima semana, se incrementarán las acciones que diversas Plataformas de Afectados por la Hipoteca, y colectivos como el 15M y Stop Desahucios realizarán en toda España. Ya la semana pasada se realizaron acciones en Málaga, Murcia y Granada.

CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD EN ALEMANIA. Diversos colectivos de Berlín y, sobre todo, Hamburgo han puesto en marcha una Campaña de Solidaridad con la Corrala Utopía. En turísticas calles de Hamburgo, como en la Haffenstrasse, cuelgan pancartas de apoyo a la Corrala Utopía. Asimismo, desde varias ciudades alemanas se están enviando faxes a las oficinas centrales de Ibercaja exigiendo el alquiler social para las familias. El envío masivo de faxes hará posible que durante los próximos días se bloqueen todos los receptores de fax de las oficinas centrales de Ibercaja en Zaragoza. En Hamburgo, además, está convocada para la tarde de hoy (miércoles 22 de mayo) una manifestación en bicicleta que partirá desde el barrio de St. Pauli hasta el Consulado de España en la ciudad.

La Corrala Utopía es un edificio de 36 viviendas ubicado en Sevilla que lleva vacío desde hace 4 años. Hace 1 año un grupo de 36 familias sevillanas que habían desahuciadas decidió ocuparlo, con la colaboración del movimiento 15M, buscando una solución de emergencia para sus problemas y como un medio de protesta exigiendo alquileres sociales. Las 36 familias quieren alcanzar una solución dialogada con Ibercaja, propietaria del inmueble, y que lo compró con las familias dentro a MAEXPA, empresa constructora en quiebra cuyo propietario está inmerso en varios escándalos judiciales por corrupción urbanística, evasión fiscal y corrupción política. Ibercaja, a pesar de la voluntad de las familias de pagar un alquiler social para vivir en las viviendas que llevan vacías varios años, pretende desalojar a las casi 100 personas que viven en el edificio, sin importarles los numerosos niños y niñas, ancianos y personas enfermas que habitan en él.